FISURA ANAL
INTRODUCCIÓN Y CLÍNICA
La fisura anal es una de las causas de dolor anorrectal más comunes. Es la solución de continuidad o ulceración bajo la línea dentada en el canal anal.
La patogénesis se explica en la mayoría de los casos por trauma local, ya generada la herida el esfínter anal interno se contrae en un espasmo. Este espasmo ocasiona: 1) dolor intenso, 2) separación de los bordes de la herida, y 3) aumento de la presión del esfínter interno que disminuye la perfusión. Estos eventos desembocan en una herida difícil de sanar, lo que se condice con que alrededor del 40% de los pacientes desarrollan una fisura crónica.
El trauma local suele ser el paso de heces duras, diarrea prolongada, parto vaginal, y relaciones sexuales por vía anal. También existen causas secundarias en enfermedades como: enfermedad inflamatoria intestinal (Enfermedad de Crohn), patologías granulomatosas (sarcoidosis, tuberculosis extrapulmonar), malignidad, y enfermedades de transmisión sexual (VIH, sífilis, Chlamydia).
El cuadro clínico se acompaña frecuentemente por dolor punzante que se desencadena/aumenta con la defecación y persiste por 1-2 horas, prurito anal, y rectorragia característicamente limitado que mancha el papel higiénico o la superficie de las heces. La fisura anal se acompaña de menos clínica.
En el examen físico podemos distinguir entre una fisura aguda y crónica, esto pues las agudas se observan como un corte fino, acompañado de eritema y a veces hemorragia; por otra parte, las crónicas generalmente tienen cierta fibrosis, una lesión denominada a veces como hemorroide o pólipo centinela en el extremo distal, y una lesión hipertrófica papilar en el proximal. La ubicación más frecuente de las fisuras es en la línea media posterior.
DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
El diagnóstico se realiza con la anamnesis y el examen físico. Está contraindicado el tacto rectal, así como la anoscopía, por el dolor que generan.
Tratamiento médico. Es de primera elección, y se basa en dieta rica en fibra, uso de laxante, baños de asiento, analgésicos y vasodilatadores tópicos (preferir nifedipino a nitroglicerina). De no responder a lo anterior considerar el uso de toxina botulínica o tratamiento quirúrgico.
Tratamiento quirúrgico. Particularmente útil en fisuras crónicas o agudas que no han respondido al tratamiento médico. Se debe considerar el riesgo de incontinencia fecal, en pacientes con bajo riesgo se prefiere la esfinterectomía (se reseca hasta 2/3 del esfínter interno) que permite la curación en más del 95% de los casos; mientras que en pacientes con riesgo alto, se recomienda la inyección con toxina botulínica evitando resecar parte del esfínter interno.
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