Ansiolíticos y trastornos de ansiedad – Farmacología
Sobre la ansiedad
La ansiedad es una emoción normal del ser humano, suele referirse como un estado de inquietud, preocupación, y excitación en expectación de un evento futuro del cual no se está completamente preparado.
Por sus características la ansiedad es útil en la expectación de amenazas venideras, por lo que está íntimamente relacionada con las respuestas de fight or flight, dando la ventaja evolutiva de adquirir comportamientos de defensa o escape en preparación al evento riesgoso.
El miedo se diferencia de la ansiedad pues implica una respuesta cognitiva y emocional a una amenaza específica actual favoreciendo particularmente el escape, mientras que la ansiedad responde a un evento futuro no bien definido favoreciendo la precaución.
Cuando la ansiedad, por su intensidad o duración, deja de ser favorable para la persona y pasa a ser perjudicial es cuando hablamos de patología, particularmente de los trastornos de ansiedad. En estos casos el cuadro clínico referido es más intenso, encontrando frecuentemente palpitaciones, angustia, irritabilidad, sentimiento de muerte inminente, cansancio, opresión precordial, dolor de cabeza, mialgias, insomnio, molestias digestivas, y muchos otros.
Desordenes o trastornos de ansiedad
Los trastornos de ansiedad pueden dividirse en dos grandes grupos:
- Trastornos por ansiedad no psicóticos: son los más comunes. Aquí encontramos: trastorno de ansiedad generalizada, fobias específicas, ataques de pánico, trastornos obsesivo-compulsivos, y desorden de estrés post traumático.
- Trastornos por ansiedad psicóticos: pacientes con esquizofrenia, maniacos, o depresivos pueden cursar con este tipo de trastornos.
Desorden de ansiedad generalizada
Es el más común en atención primaria con un 5% de prevalencia, número que se duplica cuando nos acotamos a pacientes femeninas mayores de 40 años. Un diagnóstico formal requiere 6 meses de clínica compatible. Parece tener predisposición genética, y el abuso de drogas como factor de riesgo.
En el pasado se trataba con benzodiacepinas, actualmente se prefiere el uso de inhibidores de recaptación de las monoaminas.
Desorden de pánico
El desorden de pánico se caracteriza por la presencia de ataques de pánico recurrentes, puede generar cambios conductuales de quien lo sufre por el temor y preocupación a tener otros episodios. Mientras que el desorden de ansiedad generalizada implica ansiedad crónica, el desorden de pánico son episodios agudos recurrentes e inesperados. Se estima que el 10% de la población sufre a lo menos un ataque de pánico en su vida, sin embargo, la prevalencia patológica es del 2,5%.
Se trata preferentemente con inhibidores de la recaptación de monoaminas. Aunque se utilizan como coadyuvantes benzodiacepinas de alta potencia tales como alprazolam y clonazepam.
Trastorno de ansiedad social o fobia social
El trastorno de ansiedad social o fobia social es un desorden que conlleva un miedo irracional en una o más situaciones sociales en las que el paciente anticipa humillación o vergüenza. El cuadro clínico engloba diaforesis, palpitaciones, ruborización, teblores, también puede presentarse tartamudez. Nuevamente los fármacos de primera línea son los inhibidores de recaptación de monoaminas. Es común que pacientes no medicados utilicen el alcohol para disminuir sus síntomas.
Desorden de estrés post traumático
Se produce en torno a eventos traumáticos, caracterizándose por clínica crónica que engloba alteraciones del ánimo, ansiedad, alteraciones del sueño, pensamientos y sueños perturbadores que pueden estar relacionados con el evento. Los fármacos de primera línea son los inhibidores de la recaptación de monoaminas.
Trastorno obsesivo compulsivo
Desorden mental que genera que el individuo tenga pensamientos inapropiadamente recurrentes y obsesivos, siente la necesidad de verificar y realizar cosas una y otra vez, de lo contrario siente estrés emocional. Solo tiene una prevalencia del 1%, y si bien los fármacos de elección son los mismos que en casos anteriores (inhibidores de la recaptación de monoaminas), no son tan efectivos como en las patologías ya mencionadas
Fármacos ansiolíticos
Inhibidores de la recaptación de monoaminas
Estos fármacos son de primera elección para las patologías descritas más arriba. Inhiben de forma selectiva o no la recaptación de serotonina y/o noradrenalina. Aquí tenemos antidepresivos tricíclicos (tienen riesgo de sobredosis), inhibidores de la recaptación de norepinefrina, inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina, e inhibidores de la recaptación de norepinefrina y serotonina.
Se recomienda su uso por más de un año, y la discontinuación debe ser lenta y progresiva.
Tienen la ventaja de que no alteran procesos cognitivos ni la memoria, no son alterados por el alcohol ni otros depresores del SNC, y no generan dependencia.
Benzodiacepinas
Las benzodiacepinas son fármacos que han ido en desuso para tratar la ansiedad por la utilización de inhibidores de la recaptación de monoaminas, sin embargo, aún son ampliamente utilizadas. Tienen un efecto rápido, son seguras, tienen pocos efectos secundarios, y un rango terapéutico amplio. Además es conocido su efecto sedante-hipnótico, su efecto miorrelajante central, y su efecto anticonvulsivante, razones por las que son extensamente utilizadas.
Para entender el mecanismo de acción de las benzodiacepinas debemos recordar la función de GABA. GABA al unirse con su receptor provoca una hiperpolarización disminuyendo los potenciales de acción neuronales, razón por la cual genera relajación.
Entonces el mecanismo de acción de las benzodiacepinas es principalmente facilitar la conducción de iones cloro cuando el receptor de GABA está acoplado a GABA, esto provoca una hiperpolarización aumentada, disminuyendo el umbral de disparo y retrasando un nuevo potencial de acción.
En altas concentraciones además inhiben canales de sodio y canales de calcio L y N. Lo que implica disminución de descargas de alta frecuencia y liberación de neurotransmisores.
Actividad ansiolítica. Alivia tanto tensión subjetiva como síntomas objetivos. Útiles en trastornos de ansiedad generalizado, menos en desordenes de pánico, e inútiles en trastornos fóbicos y no neuróticos. Alzopram, sin embargo, ha mostrado buena eficacia en desordenes de pánico y desordenes depresivos con ansiedad.
Actividad miorrelajante. Por su acción en el SNC produce relajación de la musculatura esquelética.
Actividad hipnótica. Provoca un comienzo más rápido del sueño no REM, disminuye despertares, y aumenta la eficacia y calidad del sueño.
Acción anticonvulsivante y antiepiléptica. Por su rango terapéutico amplio son más seguros que los barbitúricos, son utilizados para ausencias o para revertir estatus epilépticos. También son usados para convulsiones tóxicas, febriles y relacionados a abstinencia, particularmente de alcohol. Son los llamados fármacos antiepilépticos de segunda generación.
Las reacciones adversas tienen relación al uso de dosis equivocas, recordando que dosis bajas son para efectos ansiolíticos, y dosis altas para sedación. Por lo que puede aparecer somnolencia, sedación, ataxia, disartria, incoordinación y amnesia anterógrada. Producen tolerancia y dependencia. En niños puede alterar la cognición y alterar el desarrollo psicomotor.
Estos fármacos son: diazepam, clonazepam, lorazepam, alprazolam, midalozam, nitrazepam, entre otros. Existen de acción corta, intermedia y larga. Tienen interacción con el alcohol.
Azaspirodecanodionas
Son un nuevo grupo de ansiolíticos se utilizan principalmente en trastorno de ansiedad generalizado. Son agonistas parciales del receptor de serotonina 5-HT1A con actividad similar a las benzodiacepinas, sin embargo, se demora 2 semanas en evidenciar efectos, y 4 semanas en alcanzar el máximo efecto terapéutico.
Sus ventajas son que no generan dependencia, no interactúan con alcohol, no producen sedación, no alteran procesos cognitivos ni memoria. Inicialmente pueden ocasionar mareos, vértigo, cefalea, diaforesis, nauseas, entre otra sintomatología, sin embargo, al continuar el tratamiento tienden a desaparecer.
Quizá el fármaco de este grupo más conocido es la Buspirona. Se absorbe rápidamente en el aparato digestivo, tiene un efecto primer paso extenso, y se transporta con alta unión a proteínas. Tiene una vida media de 3-4 horas y es un metabolito activo.
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